8.16.2017

la prisión de la intolerancia





La vida es un suceso biológico. Las enseñanzas de vida, no son ni buenas ni malas; los códigos de conducta, la moralidad, la religión, la historia son los cánones que califican.

La libertad de ser, ha sido estudiada a fondo, desde filósofos hasta suripantas de pueblo chico y todos coinciden en algo: el libre albedrío.

Quizá si no estuviéramos esclavizados por las conductas de nuestros predecesores, fuéramos verdaderamente libres. No como locos corriendo desnudos por la calle (como hace algunos ayeres lo hice); me refiero a la libertad de expresar nuestra esencia empleando la maravillosa gama de emociones que hay en la humanidad; quizá con ello, no importaría el color de piel, ojos, origen, etnia, política o ideología, quizá hoy sabríamos como amar profundo, con raíces y extenderlo hasta formar bosques donde verdaderamente todos somos uno y la empatia por el prójimo nos permitiera fortalecernos.

Si hubiera más biología en la comprensión humana, terminaríamos maravillandonos de la complejidad de nuestra existencia, de la energía que llaman alma y de la pequeña chispa divina, que nos reconoce como un todo.

Ojalá que en nuestra próxima vida, todos seamos libres.
Más amor, por favor, que de odio ya esta repleto el mundo.

Besitos, besitos, tiritas, tiritas.

Soad.