2.15.2015

Río Piedras


"Te libero de mi, de mis males, de mi mal genio... "  mientras conversaba conmigo, cito a Benedetti... sonreí y me burlé de su fatalismo... Le quedaban menos de tres días de vida y aún me colmaba la paciencia. Me devolvió la sonrisa de manera burlona, tal y como él sabe hacerlo. Casi era mi cumpleaños... faltaba menos de un mes, pero ambos sabíamos que eran nuestros últimos momentos juntos. No importaba el tiempo ni la ironía, sencillamente, eramos tu y yo y a la mierda los demás. Me pediste que abriera una bolsa debajo de tus medicamentos. Era un regalo. Nunca me regalabas nada y yo te colmaba en obsequios. Ese era nuestro ritual.. Tu cumpleaños era fiesta y el mío silencio. Así solía ser y me gustaba. Ese regalo me supo amargo. Era la clara señal que todo terminaba entre tu y yo. Que era nuestra ultima conversación sobre el amor, los hombres, las infidelidades, el honor, mis futuros hijos y tus tan anhelados nietos.


Por supuesto que no lo abrí a sabiendas que te molestó que no lo hiciera. Entiéndelo, en ese momento, significaba que aceptaba la pluma y firmaba nuestra disolución... La negación me vino bien en esos tiempos. 

Sucedió que te fuiste. Con una sonrisa en el rostro y llamando a tu mejor amigo: Jesús.

Con las semanas, tuve valor para abrirlo y leerlo. Tu obsequio fue un libro... "meloso" pero claro en el mensaje. Tarde tiempo en leerlo. Algo raro en mí, toda vez que soy una devoradora de libros. Leía una página y releía cada línea... al final, para mi sorpresa, ahí estaba, tus letras, tu ultimo mensaje... tu consejo final y las palabras precisas... el nudo se me deshizo y paso por mi garganta... No fui a un río Piedras, ni me senté ni llore... no así... pero entendí que a las personas ordinarias les suceden cosas extraordinarias, aún cuando ya no están físicamente...  Esto me dio valor para despedirme no solo de tí, sino de alguno que otro recuerdo... pero, efectivamente, aunque no estés... el amor permanece.


Besitos, besitos, tiritas, tiritas.